Al suroeste de Extremadura, dos hermanos, Juan y Bruno, hijos de yunteros, resisten al paso del tiempo bajo el amparo de una atávico olivar de más de 400 años. Cuando llega el verano, el sol devasta todo resto de vida y el paisaje permanece doblegado en el sosiego de las horas de sol. La vida de las gentes del campo es relegada a la sombra de los árboles en un largo contemplar de la naturaleza inmóvil. Bruno desaparece del paisaje y Juan queda solo tras 80 años. En la ausencia de su hermano, Juan comienza a percibir algo extraño sobre las copas de los olivos. El silencio de los olivos es interrumpido. Un ser, invisible, que por momentos habita en las copas de los árboles y duerme en las raíces. Un ave ancestral oculto en el paisaje extremeño. Un viajero místico, inapreciable.