Calígula está trastornado. Obsesionado con una supuesta conspiración de su hermano contra él, ordena que lo maten y condena a Agripina al exilio en una isla remota, muy lejos de su hijo Nerón. Asesinado por sus generales, el emperador Calígula es sustituido por Claudius, cuyo objetivo será que Nerón gobierne el imperio romano.