En un futuro no muy lejano sólo unas pocas mujeres pueden tener hijos. Éstas, llamadas "doncellas", sólo pueden tener relaciones sexuales con el fin de procrear y deben cubrir su cuerpo, manos y rostro con una túnica roja que las identifica e impide que otros hombres puedan verlas. Kate —que tras ser entregada al Comandante Fred recibe el nombre Defred para identificar a quien pertenece— trata de escapar de esa fascistoide sociedad enfermiza, religiosamente fundamentalista y tiránica, aunque sabe que cualquier transgresión está penada con la muerte, como le recuerdan constantemente los cadáveres colgados en las alambradas que rodean el estado de Gilead.